He recibido muchos comentarios acerca de las fotos de mi nueva "casita", esto me lleva muchas veces a sentir cierto grado de culpabilidad de estar disfrutando de la parte agradable de Haiti (las playas, las casas, el Caribe en si mismo) cuando la realidad sigue siendo devastadora y caótica. Nada es color de rosa. Pop sigue sufriendo de los cortes eléctricos, del ruido del generador, de las implacables y gigantes cucarachas kamikazes, zancudos comandos que cada noche atacan deliberadamente y duchas con agua de lluvia recolectada en el pozo.
Soy afortunada y esta experiencia poco tiene que ver con mis inicios traumáticos en la misión en el 2005. Por aquella época empecé en Port de Paix, intoxicada con la comida, durmiendo en el hotel mas asqueroso de mi vida, con un coordinador desquiciado que me mando desplegada solo con un saco de dormir de invierno, sin instrucciones sobre mi trabajo, sin celular ni medios de comunicación, sin un centavo en el bolsillo y me dijo que con tarjeta de crédito estaba cubierta (no existen ni cajeros automáticos ni nada que se pague con tarjeta en región en Haiti). Yo en aquel entonces poco sabia de este país.
En cuanto a Puerto Príncipe (pap) debo señalar que las cosas caminan suavemente en la vida de pop. Vida social limitada, horarios horribles que incluyen turnos de noche a los cuales aun no me acostumbro. Dormir cuando hace calor y todos trabajan y trabajar cuando todos duermen es algo particular.
La situación del país parece un tanto estancada, sin primer ministro, los precios de los elementos de necesidad básica han aumentado notablemente, alto nivel de desempleo, gente agolpada cada día en las puertas de algunas organizaciones para pedir trabajo y varios organismos internacionales repartiendo comida en algunos centros de ayuda a la infancia. A grandes rasgos la situación se ve igual, algunas mejoras, sin embargo queda tanto pero tanto tanto por hacer.
No he sacado fotos como cuando vine la primera vez y cada esquina me impresionaba. Sin embargo no se angustien no me estoy transformando en un ser inmune e insensible a lo que pasa en mi entorno. Ayer descubrí que siempre hay cosas que sorprenden. La primera de ellas es que a las 5 de la madrugada cuando acá en el Caribe ya hace calor y ya es casi de día, en mi calle había un tipo agachado lavándose los dientes con agua de la calle, agua sucia que corría por la acera pero agua necesaria para la higiene del señor. En ese momento sabes que eres afortunado con contar con mucho mas que lo mínimo y que tu día a día no es precisamente buscar como sobrevivir como para mucha de esta gente.
La segunda cosa que aun me espanta y a la cual no le veo salida es la de los niños restaveks ("quedarse con") niños esclavos que por razones de pobreza son entregados por sus padres a otras familias que los pueden criar pero quienes finalmente terminan usándolos como esclavos y mano de obra gratuita (cocinan, limpian, buscan agua, cargan cosas extremadamente pesadas, y son victimas de abusos sexuales). En estos días había una exposición de artesanías realizadas por restaveks que han sido rescatados por organismos que luchan contra este mal. Leyendo algunos testimonios en una entrevista, un chiquito contaba como la patrona escupía cada mañana en el piso de la cocina y le decía que quería que todo estuviera limpio antes de que su escupo se secara. Tarea imposible de cumplir, cada día recibía una paliza. A este mismo niñito le preguntan en la entrevista que actividad es la que mas le gusta y disfruta, su respuesta: "limpiar".
No comments:
Post a Comment