Wednesday, October 29, 2008

Después de la tormenta


Los días haitianos transcurren sin mayor sorpresa mas bien con cierto desgano. La rutina quizás se esta comiendo aburridamente mis semanas, ya no siento aquella emoción o intensidad por un trabajo que antes me pareció interesante. El país no esta ni mejor ni peor, con una suerte de estancamiento del cual no estoy segura como se sale.
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Después de las tormentas no vino realmente la calma, vinieron los cargamentos de ayuda humanitaria, la confusión por que medidas tomar y nuevamente la ciudadania protestando (con justa razón) por la mala gestión de las autoridades locales que no cumplen con las pequeñas promesas que hacen. El otro día hasta un alcalde trataba de huir en su auto por la frontera dominicana debido a los cargos de corrupción en su contra después de recibir fondos de ayuda para su comunidad. Menos mal esta detenido, ya veremos si se hace justicia. Otros funcionarios de la municipalidad de Gonaives fueron detenidos ayer por haber robado un deposito de alimentos.

Haití es siempre ese lugar en el cual no logro ver la esperanza. Las personas necesitan cambios que francamente no creo que ni las autoridades locales, ni la misión, ni las 200 ongs puedan generar. Pese a sus colores, a su carácter sumiso y paciente, los males y la enfermedad crónica de este lugar parecen no cesar.

Las fotos mas conmovedoras que vi fueron de los cuerpos de niños que murieron ahogados en Gonaives, y parecían pequeños muñequitos descansando en paz cuando lo terrible es que podrían haberse salvado si existiese un nivel mínimo de alerta y seguridad para la población. El agua aun sigue en un nivel alto, todo lleno de lodo y bastante de la ayuda humanitaria es después revendida por los locales en el mercado. En Puerto Príncipe vivimos como en una burbuja alejados del mundo real a ratos. Si bien lo mas notorio siguen siendo los secuestros, la verdad es que los haitianos con dinero la pasan bien, como quien dice aquí no pasa nada malo. 4x4 gigantes y blindadas, casas lujosas, peluquerías llenas los fines de semana ... todo un contraste.

Haití necesita cambios que vengan de su gente, desde el alma de este lugar que ya no quiere seguir esperando que llegue el mesías salvador. Como quien dice hay que salvarse a uno mismo, no?