Al leer los post de Haití y de Costa de Marfil surge un gusto amargo de presenciar como el mundo siempre estará dividido y habrán realidades paralelas tan distintas unas de otras. Mientras aquí nos quejamos del Transantiago, en Odienné no hay infraestructura básica. África es el continente olvidado para algunos, mientras la cooperación internacional sigue intentando hacer algo. Esta semana he sostenido varias conversaciones con amigos y conocidos, sobre si el rol de la cooperación humanitaria es útil o no. No creo que sea lógico pensar que solo la ONU resuelva conflictos complejos y creo que es mejor que exista y siga existiendo a que no hubiese nada en su lugar.
El mundo está lejos de ser un lugar agradable y mientras para algunos una fiesta de quince años (
Sweet 16 de MTV) sigue siendo un dilema existencial, para otros niños solo lograr comer en el día es la prioridad. El limite entre la vida y la muerte es tan delgado. Según Amnistía Internacional más de 350.000 niños participan en conflictos armados en treinta países, actuando en primera línea de combate. En los últimos diez años más de 2 millones de menores han muerto en conflictos armados. En las guerras un tercio de los fallecidos son niños y millones de ellos han visto lo que ningún ser humano debería haber visto jamás.
Existen 23 millones de refugiados en el mundo.
Quizás estas cifras a muchos no les signifiquen nada. Otros participan desde sus trincheras para tratar de que este mundo sea un poco menos malo de lo que ya es. No se trata de ser idealista, creo que a mi generación por lo menos poco le queda de este "idealismo" de décadas pasadas. Un saludo a los voluntarios, funcionarios y profesionales de las ONGs, del mundo de la cooperación y el mundillo UN en donde quiera que estén, sin ellos el mundo sería aun peor.
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