Baturrico, Sandrinista y Natacha Pop van a clases de creole desde la semana pasada. Con un libro o más bien un manual de ingles para haitianos, estamos tratando de aprender algo de este idioma. La primera clase fueron solo risas y más risas hasta llegar a las lágrimas. En la clase siguiente tratamos de aprender algunas cosas para aplicar en nuestro entorno laboral a pesar de que queda tan poquito tiempo para largarse, finalmente algunas frases quizás nos sean útiles después de todo. Es difícil entender a estas personas, la manera como piensan como tratan de comunicarse con nosotros. Hay en los haitianos una gran ingenuidad, a pesar de sentir constantemente que nos quieren engañar (lo hacen a diario) hay en ellos una candidez muy sutil. En un mundo tan hostil y violento, todos los días enfrentados a la pobreza, a los obstáculos para lograr llevar una vida digna y sin embargo persiste en ellos una simpleza que no logro comprender. Lamentablemente no me siento realmente conectada a este lugar y menos a este idioma pero en mi último esfuerzo por entenderlos acepte la idea de ir a clases con mis inseparables y cómplices amigos. A Baturrico no le queda mucho tiempo en Cap, así que espero podamos aprovechar al máximo estos tiempos ya que serán recuerdos especiales de nuestra vida en esta faz de la tierra. Sandrinista probablemente emprenda viaje a algún lugar exótico para realizar una gran labor acorde a sus profundas convicciones. En el sur quedan Angela y Guillaume, excelentes personas y amigos que echare mucho de menos cuando todo esto acabe. Queda también nuestro amigo Martín, en puerto príncipe y realmente no se como aguanta estar allá, trabajando a un ritmo inhumano y lamentablemente sin el reconocimiento que merece. Quizás las frustraciones que siento son en parte a la falta de apoyo de los colegas de allá, en condiciones difíciles, en medio de tanto stress nunca hubo reconocimiento por la labor realizada lo que dificulta aun mas las ganas de seguir acá, preparando lo que viene. Sin embargo son estos pocos amigos y recuerdos lo que llenan de sentido la misión, la estadía, la experiencia de estar acá, sin faltar por supuesto Manuel (¿donde andará nuestro fotógrafo estrella?) el grupo de los Amucheeee (ahora que hablo creole se que se dice “a mon cher”) que ya se han ido mas los amigos nuevos que aparecen y que hacen que solo los buenos recuerdos prevalezcan sobre los malos.
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