Mañana me voy de viaje para descansar un poco. Es raro salir de este ritmo de vida por un par de días. Por un lado deseo salir pronto, recuperarme, descansar, reponer fuerzas y por otro lado me da miedo alejarme, des-adaptarme para luego regresar y enfrentar nuevamente todo este mundillo de las misiones. Es una etapa confusa, sin saber bien por donde seguir. El año 2010 ha sido terrible hasta ahora y supongo que después de todo esto, solo puede venir la calma, pero a veces cuando ya bajo mis defensas nuevamente viene una embestida por algún lado. Ahora algunos nuevos elementos del trabajo quieren sacarme de manera diplomática de aquí. Como si ya no bastara toda la gente querida que perdí, casa, colegas, oficina…ahora puedo quedarme sin trabajo o en la cuerda floja. Me dan ganas de renunciar, de cerrar esta vez definitivamente el capitulo haitiano pero la incertidumbre me carcome.
Momentos amargos como el de hace 2 semanas cuando a la administración se les ocurrió que había que matar a los perros vagos que andan por la base o en las cercanías. No ha sido ya demasiado triste todo esto para además ver como matan a los perros? Inconcebible, no hay palabras para describir la frustración. No soporto la crueldad contra los animales, me parece una medida escandalosa.
Luego del terremoto los apartamentos de algunos queridos amigos en su mayoría fallecidos fueron saqueados. No dejaron ni el cepillo de dientes. Uno pensaría que fue la gente en la calle quienes subieron a los sectores acomodados y robaron como sucedería en otras capitales latinas. Pero no así no fue, que no le cuenten cuentos. Yo misma he sido testigo de que como siempre los más ricos, los más acomodados, los dueños de las propiedades son los primeros que mandaron a sus empleados a saquear los hogares de quienes ya no estaban. Para colmo lugares que no contaban con ningunas normas de seguridad, que cobraban rentas carísimas, hoy simplemente pusieron cemento en la grietas, acomodaron aquí, tumbaron un muro allá, limpiaron, pintaron y alquilaron al doble del precio. Y así pasan los días, la gente que ya no tiene donde vivir y no podemos pagar exorbitantes precios tenemos que vivir en un barco.
Si me lo hubieran contado el año pasado nunca lo hubiese creído. Los más ricos siempre ganan y los pobres siguen bajo las carpas, las lonas, los plásticos esperando que algún día su suerte cambie.
Haití Chéri, Haití querido, Haití odiado. Aquí he tenido los mejores y peores momentos de mi vida. He sido inmensamente feliz y después profundamente herida y el dolor ha ocupado un enorme espacio. Haití extremo donde no hay matices, donde crees entender una situación y en 38 segundos todo se acaba y cambia radicalmente.
Haití…eres una montaña rusa, un cruce de emociones que no logro dilucidar, será que algún día entenderé a este país?